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Gracias a la Dr. Guillermo Azulay, Centro de Diagnóstico Dr. Enrique Rossi. Hospital Alemán, Argentina.
Esplendida por la calidad de su exposición y de sus imágenes en la valoración ecográfica del hombro. Nos presenta la valoración ecografíca de otras causas de hombro doloroso.
Tiene una duración de 33 minutos. Para visualizarlo usa el siguiente enlace:
El hombro es una articulación compleja, es bastante móvil, pero bastante inestable. De hecho, es la más involucrada en problemas dolorosos del organismo.
Sin embargo, la mayoría de las causas de dolor en el hombro son problemas periarticulares, es decir, por trastornos en estructuras cercanas que rodean la articulación pero no directamente en la articulación.
El manguito rotador, es un complejo de cuatro músculos originados en la escápula. Ellos son estabilizadores dinámicos de la escápula, rodean a toda la articulación glenohumeral. Entre estas dos estructuras se encuentra una bursa que disminuya la fricción entre ellas.
Le permiten a la articulación moverse de forma circular, para realizar actividades tales como: nadar, alzar, vestirse o levantar objetos.
Los músculos del manguito rotador son:
Supraespinoso
Infraespinoso
Redondo menor
Porción larga del bíceps.
De todos estos, el más afectado suele ser el supraespinoso.
Debido a que estos músculos son tan usados y de tanta importancia, son susceptibles a desgarros y roturas por traumatismos agudos o crónicos, como es el, caso del abuso excesivo. Siendo por lo tanto una lesión común en deportistas.
Degeneración tendino-muscular progresiva. (en muchas ocasiones a causa de la edad).
El impacto del manguito rotador en el arco coraco-acromial después de los 90 grados de elevación o abducción.
Microtraumas repetitivos son causa de lesión del manguito rotador.
Levantamiento de peso
Traumas directos graves (como en un accidente)
Caer con los brazos extendidos
Artritis, que impide la movilidad correcta de la articulación del hombro.
Síntomas de la lesión del manguito rotador
La lesión del manguito rotdor se manifiesta con dolor en la parte superior y externa del hombro.
El dolor puede irradiarse al resto del brazo
El dolor empeora al mover el brazo hacia atrás o al aducirlo.
Debilidad del hombro.
Crujidos articulares al mover la articulación.
Cuando hay lesión del manguito rotador el rango de movilidad limitado
El dolor puede ser fuerte o moderado, cuando es así, se presenta luego de solo ciertos movimientos y se encamina a la lesión por microtrauma repetitivo.
El manguito de los rotadores es una red de músculos y tendones que sostienen los movimientos del hombro mientras estabilizan la articulación del hombro dentro de su lugar. El hombro es la articulación más móvil del cuerpo, su movilidad a menudo pone en peligro su estabilidad ya que depende del equilibrio de muchos músculos y ligamentos importantes. Esto complica la tarea del manguito de los rotadores, creando un conflicto entre el rango de movimiento y el control del movimiento y por ello se pueden producir desgarros, sobrecargas y alteraciones del manguito de los rotadores.
Cuando se prescribe un programa de fisioterapia para solucionar estos problemas el fisioterapeuta debe encontrar un equilibrio entre los ejercicios de fuerza y flexibilidad. El subescapular, supraespinoso, infraespinoso y el redondo forman un manguito en la parte superior de la cabeza del humero para apoyar la rotación interna y externa de hombro, y sujetarlo. Los desgarros suelen ser resultado del uso excesivo y son comunes a los jugadores de tenis, levantadores de peso y remeros.
Para crear un programa de ejercicios, su terapeuta le preguntará acerca de sus actividades deportivas, si las tiene, para ver cuáles son sus patrones de movimiento para identificar potenciales desequilibrios musculares y diseñar un programa basado en sus necesidades específicas. Se pueden hacer programas de ejercicio terapéutico en dos o tres fases, dependiendo de las necesidades del paciente. Avanzar a la siguiente fase depende estrictamente de progreso de la persona y no sigue ningún protocolo establecido.
Los ejercicios de estiramiento y movilidad caracterizan la primera fase de tratamiento. Para realizar la flexibilidad activa o ejercicios de movilidad, el paciente se tumba sobre la camilla con el hombro por fuera y comienza a hacer un movimiento de oscilación como el movimiento del péndulo. Un ejercicio típico puede ser llevar el brazo lesionado a través de su pecho, lo acunan con el antebrazo opuesto y mantienen el estiramiento durante 30 segundos.
En la segunda fase de tratamiento el fisioterapeuta presenta ejercicios de fortalecimiento y los prescribe según las debilidades musculares específicas en los patrones de movimiento de su paciente. La tercera fase, que implica actividades de carga y reentrenamiento para el hombro como pueda ser lanzar un balón medicinal, es opcional y es más importante para los atletas y gente en el deporte profesional.
El supraespinoso es el músculo más frecuentemente lesionado del manguito rotador. Si usted tiene un desgarro en este músculo, sentirá dolor al hacer ejercicios como levantar el hombro lateralmente, una dominada o subir verticalmente el brazo.
La subida lateral acostado de lado puede ser parte de su programa de ejercicio terapéutico. Acuéstese de costado con las rodillas dobladas y la pierna superior en la parte superior de la pierna inferior. Mantenga un peso ligero con la mano superior, y colóquela de manera que esté por delante de su ombligo. Lentamente levante el brazo hacia el techo y bájelo controlando el movimiento. Realice tres series de 10 repeticiones.
La debilidad del musculo infraespinoso puede hacer que se sienta dolor al tirar una pelota o realizar un press de banca. Su terapeuta puede prescribir ejercicios de rotación externa. Acuéstese de costado con las rodillas flexionadas. Mantenga un peso ligero con su parte superior. Doble el codo, estabilícelo contra su cintura y baje su antebrazo hacia el suelo. Rote externamente el hombro para levantar el antebrazo. Vuelva con control y realice tres series de 10 repeticiones. Utilice pesas ligeras, bandas de resistencia y pelotas medicinales ya que son herramientas comunes de ejercicio terapéutico para las lesiones del manguito de los rotadores.
Algunos terapeutas tienen dispositivos de sujeción para las bandas, que les sujete a un objeto fijo. Un paciente en forma puede lanzar la pelota contra un trampolín y atraparla en el rebote o puede movilizar sus rotadores externos colocando la bola de medicina contra la pared, rodar hacia arriba y hacia abajo y hacer pequeños círculos.
Para ejercitar la rotación externa póngase de pie con la espalda contra la pared, asegurándose de que su torso y hombros permanecen rectos. Doble el codo derecho para formar un ángulo de 90 grados y su brazo contra su abdomen, recordando que mantenga el pulgar en posición vertical y aplastando su palma contra su estómago. Realice una rotación externa moviendo el brazo y antebrazo lejos del abdomen manteniendo su codo doblado. Continúe esta rotación externa hasta que la parte posterior del brazo este horizontal contra la pared. Mantenga esta posición durante cinco segundos y gire el brazo a la posición inicial. Realice una serie de 10 repeticiones en ambos brazos, una vez al día.
Rotación Horizontal para que su fuerza de hombro aumente, su fisioterapeutatambién puede incluir ejercicios de rotación horizontal como parte de su plan de ejercicio. Este ejercicio se realiza de pie con los codos flexionados a 90 grados al nivel de sus hombros. Con una pesa u otro tipo de resistencia en las manos, girar los hombros hacia el techo. Volver a la posición inicial y repita como se indica.
Estiramiento del supraespinoso necesita dos pesas para realizar este ejercicio. En posición vertical, con una pesa en cada mano con los pulgares apuntando hacia abajo. Mientras manteniendo sus codos rectos, lentamente lleve los brazos hacia afuera para formar un ángulo de 45 grados. Mantenga esta posición durante cinco segundos y vuelva lentamente a la posición inicial. Realizar tres series de 20 repeticiones, una vez al día para fortalecer los músculos y tendones en el manguito de los rotadores y así estabilizar los hombros y restaurar la movilidad.
Para estirar el tríceps ponga verticalmente su derecho codo para formar un ángulo de 90 grados. Levante la mano derecha de manera que el antebrazo forma un ángulo de 90 grados con su hombro y coloque la otra mano sobre su codo. Usando la mano izquierda, agarre el codo opuesto y tire suavemente ese brazo hacia abajo, detrás de la cabeza. Continúe y tire suavemente hasta sentir un estiramiento en los hombros. Mantenga este estiramiento durante cinco segundos y relajar. Realizar una serie de 10 repeticiones en dos brazos, dos a tres veces al día para estirar los tendones y las articulaciones en el hombro y ayudar a restaurar su rango de movimiento.
Para hacer una contracción de aproximadores de las escapulas póngase tumbado en el suelo de espaldas y doble ambas rodillas. Planta de los pies firmemente en el suelo y extienda los brazos lejos de su cuerpo, con las palmas hacia arriba. Manteniendo el contacto entre el suelo y su espalda baja, empiece a llevar los omóplatos hacia abajo y hacia la columna vertebral. Al realizar este ejercicio, intente no encoge los hombros y recuerde relajar su cuello. Al realizar este ejercicio buscamos contraer los músculos inferiores entre las escápulas. Mantenga la contracción de omóplato durante cinco segundos y relaje. Realice una serie de 20 repeticiones tres veces al día para fortalecer los músculos de los hombros y prevenir futuras lesiones.
Todo esto hará que los plazos de su recuperación sean mucho más cortos y que necesite menos sesiones de fisioterapia.
PARA HOMBRO http://www.DrGonzaloMora.com Videos orientados a profesionales y también a pacientes con diversas intervenciones para la patología del Hombro:
-Inestabilidad de hombro -Luxación de Hombro -Luxación recidivante de hombro -Luxación acromio-clavicular -Lesiones del manguito rotador -Tendinitis Suporaespinoso -Rotura de manguito -Rotura del supraespinoso -Lesiones de SLAP -Lesiones de la porción larga del bíceps -Lesiones del tendón del biceps http://youtu.be/nFWIqkUtppM
Las roturas parciales las definimos como aquellas roturas que cursan con ausencia de comunicación entre la articulación gleno-humeral y el espacio subacromial, aunque se deberían denominar roturas de espesor parcial [1]. Las roturas parciales afectan al tendón del m. supraespinoso y menos frecuentemente al tendón del m. subescapular o del m. infraespinoso, a pesar de que con la artroscopia su diagnóstico es cada vez más habitual. La incidencia de las roturas parciales del manguito rotador se calcula en el 4% en adultos más jovenes de 40 años y por encima del 25% en individuos de más de 60 años [2][3].
Las roturas parciales del manguito no curan espontáneamente. En una serie de 40 roturas parciales articulares diagnosticadas por artrografía, el 80% de las mismas progresaron en tamaño o se transformaron en roturas completas [4]. Otras series evaluaron la progresión de la rotura después de una acromioplastia abierta por un síndrome subacromial sin rotura tendinosa, y evidenciaron que un 12,5% de los hombros habían evolucionado hacia roturas completas después de la descompresión [5]. Tampoco se ha evidenciado una curación de las roturas parciales en segundas artroscopias, practicadas en hombros donde se había realizado una primera artroscopia por presentar una rotura parcial del manguito, y que se habían tratado inicialmente mediante desbridamiento [6] aunque, no es menos cierto, que muestras de tendón del m. supraespinoso con rotura parcial no han evienciado signos de reparación activa espontánea [7].
Ellmann et al. [8] propusieron una clasificación para las roturas parciales del manguito basada en el grosor afectado del tendón en tres grados: grado I, afectación inferior a 3 mm; grado II, entre 3-6 mm, y grado III, superior a 6 mm, que será aproximadamente el 50% del grosor completo del tendón. Actualmente, la clasificación más utilizada es aquella basada en la localización de la rotura: rotura parcial articular cuando afecta a la porción del manguito que forma parte de la cavidad gleno-humeral; rotura parcial bursal cuando está dañada la parte del manguito que contacta con el espacio subacromial, y rotura parcial intatendinosa, que son aquellas roturas parciales que no contactan ni con la articulación gleno-humeral ni con el espacio subacromial. La rotura se encuentra entre las capas del tendón (Figura 1). Ko et al. [9] indicaron un origen diferente, según la localización de la rotura. Las roturas parciales articulares se asociaban principalmente a cambios intrínsecos del manguito rotador, y las roturas bursales estaban más relacionadas con la presencia de un conflicto subacromial [9].
Roturas parciales del manguito rotador
Las roturas parciales articulares se presentan básicamente en dos grandes grupos de población en relación con la etiología de la rotura parcial: en población adulta, siendo de origen degenerativo, o en población joven, de origen posttraumático.
Roturas degenerativas
Las roturas de origen degenerativo son las más frecuentes y se localizan mayoritariamente en la denominada «zona crítica», donde predominan cambios histológicos. Son las roturas más frecuentes por ser el primer paso de las roturas completas del manguito rotador en la población adulta, lo que no significa que todas las roturas parciales tengan una traducción clínica.
Se ha descrito una disminución de la vascularización del manguito rotador cerca de su inserción en el troquiter humeral [10], una zona donde se ha demostrado una disminución del número de vasos sanguíneos, tamaño y porcentaje de tendón vascularizado, tanto en el tendón supraespinoso como en el infraespinoso. Igualmente, han demostrado que esta zona crítica estaba sujeta a una hipovascularización transitoria dependiendo de la posición del brazo. También se ha apreciado una vascularización diferente entre las zonas bursal y articular del manguito rotador: la superficie bursal está bien vascularizada, mientras que la superficie articular tiene escasa vascularización, por lo que la hipovascularización transitoria del tendón predispone a la aparición de cambios degenerativos y posteriores roturas de la porción articular del manguito rotador (Figura 2).
Roturas traumáticas
En este grupo de pacientes más jóvenes la rotura parcial articular del manguito puede tener diferentes orígenes. En la mayoría de los casos, está relacionada con situaciones de tensión tendinosa debido a la combinación de fenómenos de cizallamiento entre las capas superficiales y profundas del manguito rotador. Las roturas parciales articulares son más frecuentes en hombres, entre los 40-60 años, que realizan actividades del brazo por encima del hombro [11]. En este grupo de pacientes la rotura se suele colocar en el intervalo existente entre los tendones supraespinoso e infraespinoso [12]. La sobretensión también puede estar relacionada con la presencia de una inestabilidad gleno-humeral, secundaria a una laxitud capsular, lesión labral o por una contractura de la cápsula postero-inferior, que se manifestará con una pérdida de la rotación interna [12].
En atletas con roturas del labrum póstero-superior, la rotura parcial se localiza normalmente en la parte posterior de la inserción del tendón del músculo supraespinoso o afectando al tendón del m. infraespinoso, en el contexto del pinzamiento postero-superior. También se pueden diagnosticar roturas parciales articulares en la parte anterior de la inserción del tendón del m. supraespinoso, en una microinestabilidad; es la lesión denominada SLAC (Superior Labrum Anterior Cuff) [13], que incluye una rotura de SLAP con una desinserción parcial del margen anterior del tendón del m. supraespinoso.
También se ha relacionado la rotura parcial articular del manguito con la presencia de deformidad plástica (laxitud) de la cápsula articular [14], que se define con una rotación externa de la extremidad superior mayor de 130º y una abducción de 90º.
Un traumatismo agudo, directo o indirecto, también puede producir un arrancamiento parcial de la inserción del tendón del m. supraespinoso, que se ha descrito como lesión PASTA [15]. En este grupo de pacientes raramente se aprecian alteraciones de la superfície bursal del manguito o del arco coraco-acromial.
Roturas parciales bursales
La incidencia de las roturas parciales bursales es menos frecuente que las roturas articulares, ya que las fibras de la cara bursal del tendón del m. supraespinoso son las que mejor resisten la tracción longitudinal. Las roturas bursales pueden ser secundarias a una sobrecarga traumática o a un efecto mecánico por la presencia de un acromion tipo III, por lo que son más frecuentes a partir de los 50 años de edad (Figura 3).
Roturas parciales intratendinosas
Es el grupo de roturas parciales que se presentan con menos frecuencia; en su origen se asocian factores degenerativos y traumáticos. El tendón del m. supraespinoso tiene una estrucutra heterogénea y una respuesta diferente a las cargas; en modelos con cadáver fresco se comprueba un aumento de la tensión de las fibras de la cara articular respecto a las de la cara bursal en un movimiento de abducción gleno-humeral con una fuerza de tensión constante [16].
Clínica
Lo más frecuente es que, en la fase inicial, las roturas parciales del manguito rotador se puedan presentar de una forma asintomática. Sher et al. [3] describieron una prevalencia del 20% de roturas parciales del manguito por resonancia magnética en 96 hombros asintomáticos. Pero cuando la rotura parcial se manifiesta clínicamente, suele hacerlo como un síndrome subacromial, dolor en los últimos grados de movilidad del hombro con posible limitación de la movilidad y dolor nocturno. A pesar de ello, las roturas de espesor parcial pueden ser funcionalmente incompetentes, derivando hacia una deformación biomecánica de la unidad músculo-tendinosa que no es diferente de la unidad de las roturas completas [17].
Según el origen de la rotura parcial, la forma de presentación clínica puede variar. Cuando el origen es traumático, aparecerá la sintomatología de base acompañante, con lo que en la exploración física se aprecian signos probables de inestabilidad, lesión labral o de laxitud, y está asociada a pacientes jóvenes. Si el origen es mecánico o degenerativo, no se distingue una forma clara de antecedente traumático, y puede asociarse a la presencia de un acromion tipo III, correspondiendo con pacientes de más de 50 años.
La exploración física será muy parecida a la de cualquier hombro con síndrome subacromial, movilidad pasiva normal, movilidad activa normal o limitada en los últimos grados de flexión y rotaciones por el dolor; maniobras de Jobe y Yokum dolorosas a la contraresistencia, pero con competencia del manguito rotador. Podemos encontrar signos indicativos de tendinosis de los tendones del subescapular o del infraespinoso. En pacientes jóvenes no debemos olvidar realizar todas las maniobras de exploración de inestabilidad gleno-humeral, y en las roturas parciales bursales se encuentra un resalte en la exploración de la movilidad pasiva.
Diagnóstico
El diagnóstico es difícil a través de la ecografía y tampoco es fácil visualizarla en una Resonancia Magnética convencional (Figura 4). La técnica más efectiva es la artro-RM o el artro-TAC, y también la RM con gadolinio, pero su uso en esta patología es poco frecuente (Figura 5) (Figura 6) (Figura 7).
En las roturas parciales articulares, hay que efectuar en el momento de la artro-RM la maniobra de ABER (extremidad superior en abducción y rotación externa) (Figura 8), ya que la presencia de la rotura se visualiza con mucha exactitud.
Tratamiento
Ya hemos apuntado que las roturas parciales, en su fase inicial, suelen cursar de forma asintomática. También se ha mencionado que cuando se manifiestan clínicamente lo suelen hacer en forma de síndrome subacromial, porque el tratamiento en estas fases iniciales es conservador, con fármacos, rehabilitación y una pauta de infiltraciones subacromiales. Cuando fracasa se puede diagnosticar la rotura parcial, o bien a través de las pruebas complementarias descritas anteriormente, o bien al realizar la artroscopia de hombro. En una artroscopia de hombro, ante una rotura parcial del manguito rotador, articular o bursal, el tratamiento será diferente según el grosor de la rotura. En roturas que afecten menos del 50% de grosor del tendón, se recomienda realizar un desbridamiento de la lesión, mientras que en las roturas que afecten a más del 50% del grosor del tendón se realizará una reparación de la lesión, ya sea transtendón, conservando el tendón, o bien completando la lesión y realizando una reparación de una rotura de espesor total.
No hay estudios que demuestren mejores resultados con la reparación transtendón o transformando la rotura parcial en completa. Hay trabajos que indican mejores resultados con la reparación transtendón [18-20], aunque no se han evidenciado diferencias clínicas comparando ambas técnicas [21][22]. En una revisión sistemática de la literatura [23] no hay evidencia que demuestre diferencias respecto a las dos técnicas quirúrgicas, desbridameinto o reparación, en las roturas de espesor parcial, ya que ambas presentan buenos resultados, aunque se ha señalado una recuperación funcional del hombro más lenta en los casos de sutura transtendinosa [24]. Lógicamente, en todos los casos se acompañará de una acromioplastia cuando nos encontremos con una afectación en cuanto al espacio del arco subacromial.
En pacientes jovenes con una rotura parcial articular, trataremos las lesiones asociadas relacionadas con el factor inestabilidad (reinserción de labrum o lesión SLAP, plicaturas capsulares, cierre del intervalo rotador...).
Técnica artroscópica
La posición del paciente es en decúbito lateral o en silla de playa, efectuando una primera visión articular desde el portal posterior, para apreciar todas las estructuras intraarticulares y revisar la inserción del tendón del m. supraespinoso.
En el caso de que estuviera afectado, y sobre todo en pacientes jovenes, siempre deberemos buscar lesiones asociadas a la inestabilidad o laxitud articular; revisaremos todo el recorrido del labrum glenoideo buscando alteraciones en su inserción, revisaremos cuidadosamente la inserción del tendón de la porción larga del m. bíceps braquial (PLB), y valoraremos la cápsula articular. Si encontramos alguna lesión en cualquiera de estas estructuras, se debe reparar. En el caso de apreciar signos de laxitud capsular, efectuaremos plicaturas capsulares (antero-inferior, postero- inferior, anterior).
Seguidamente, iremos al espacio subacromial para valorar la superfície bursal del manguito rotador. Si hubiera una bursa subacromial hipertrófica, realizaremos una bursectomía. Igualmente, si nos encontramos con un acromion tipo II o III, realizaremos una acromioplastia.
Para valorar correctamente el estado del manguito rotador, es aconsejable realizar una visión desde el portal externo o lateral, ya que de esta manera podemos controlar la parte anterior (subaescapular), medio (supraespinoso) y posterior (infraespinoso) del espacio subacromial. En el caso de encontrar una rotura parcial bursal, principalmente en el tendón del m. supraespinoso, desbridaremos si la rotura no afecta a más del 50% del grosor tendinoso, o se reparará si afecta a más del 50% del grosor del tendón. Como ya se ha comentado anteriormente, la reparación puede realizarse bien conservando la inserción tendinosa presente, o bien transformando la rotura parcial en completa y procediendo luego a su reparación.
La reparación de una rotura parcial articular conservando la inserción deberá ser una reparación transtendinosa. Es una técnica artroscópica que conlleva un alto nivel de dificultad, por lo que en los primeros casos se aconseja completar la lesión si el grosor del tendón es muy delgado, o bien realizar solamente un desbridamiento de la lesión desde la parte articular. Por el contrario, las roturas parciales bursales son más sencillas de reparar conservando la inserción tendinosa, ya que nos marcará claramente el punto de inserción en el troquiter humeral, hay parte de la huella insercional conservada. La técnica de reparación será la misma que utilizamos para las roturas completes, implantes metálicos o reabsorbibles, una o dos hileras, implantes con suturas anudadas o sin anudar.
El hombro es también una articulación sinovial, es decir, consta de capsula articular en la que encontramos el liquido sinovial, además de todo un conjunto de estructuras, entre ellas hueso, cartílago, ligamentos, músculos y tendones, así como sus respectivas fascias (tejido conjuntivo que envuelve al musculo). A diferencia de la rodilla que vimos en un post anterior, el hombro es una estructura que normalmente no soporta cargas mecánicas tan grandes ya que sus principales funciones no son las de soporte del cuerpo, sin embargo es lo que da principalmente movimiento a una extremidad muy especializada que solicitamos diariamente casi sin darnos cuenta y en la que en algunos trabajos o prácticas deportivas realiza movimientos muy repetitivos que pueden causar dolor o lesiones. De la misma forma que en la rodilla, encontraremos diferentes patologías que afectarán a estructuras distintas y muy diferenciadas entre sí. Así, encontraremos también artritis y artrosis que afecta a la parte osea de la estructura, ya sea la escapula donde se encuentra la glena (superficie articular del hombro) o a la cabeza del humero que encaja en la glena. Sin olvidar la patología muscular y tendinosa que es muy frecuente en el hombro a causa de movimientos repetitivos u otros mecanismos lesivos. Por ejemplo podemos encontrar molestias en deltoides, que es el musculo que principalmente da forma al hombro, o en el bíceps braquial, que se encuentra en la cara anterior del brazo y sus tendones pasan por el hombro o el supraespinoso que da dolor en la parte posterior (vientre muscular) y interno (tendón). El dolor en el hombro es muy limitante a nivel funcional ya que nos causa restricciones al rango de movimiento o movimientos dolorosos que nos incapacitan o limitan para actividades muy diversas de la vida diaria. Y además, cuando se presenta uno de estos problemas en el hombro, se suelen encontrar molestias en espalda, ya que sobrecargamos otra musculatura para realizar estos movimientos. Por ejemplo, se suelen encontrar contracturas o dolor en trapecio cuando hay patología de hombro.
La natación es un deporte que tiene asignado el mito de que existen pocas posibilidades de lesionarse al no haber contacto físico ni impacto articular. Por ello, muchos practicantes descuidan los ejercicios de prevención, no prestan atención a los avisos del cuerpo, no mejoran su técnica y no tienen en cuenta las cargas de trabajo y acaban lesionándose. A partir de hoy y en las próximas semanas voy a dar un repaso sobre las lesiones en la natación más importantes y como prevenir su aparición. Hoy, vamos a empezar con la lesión más común entre todos los nadadores, el hombro doloroso.
Últimamente he visto muchos atletas con una forma física excepcional que se inician en el triatlón que sufren lesiones por no cumplir las pautas adecuadas.
¿Qué es el hombro doloroso?
Es un término que se utiliza para referirse a un trío de lesiones (tendinopatía del bíceps, bursitis subacromial y tendinopatía del supraespinoso) que se producen en dicha articulación. Las tres patologías se unifican en una y le dan el mismo nombre porque los pacientes presentan un dolor similar y suelen venir asociadas,es decir, puede ser que suframos una, dos o las tres patologías simultáneamente.
¿Cómo se provoca el hombro doloroso?
Se suele producir haciendo estilo crowl o mariposa y surge por culpa de un aumento brusco de las cargas o intensidades, una técnica incorrecta, y en alguna ocasión por una falta de elasticidad en el hombro.
¿Cómo evitar la lesión del hombro doloroso?
Depurar vuestra técnica. Debéis llevar vuestro codo bien alto en la fase de recobro y hacer que la entrada al agua de vuestra mano sea lo más lejana al cuerpo hacia delante y que el movimiento de rotación del tronco sea de 70 a 100 grados. Además, podéis respirar de forma bilateral (alternativamente por los dos lados) para que los dos brazos entren con la misma profundidad al agua y generen la misma tensión.
Realizar un buen calentamiento. Antes de empezar a nadar tenéis que realizar una serie de ejercicios dinámicos que permitan a la musculatura del hombro estar en las mejores condiciones. Os digo esto no sólo por el gesto propio de la actividad sino por la inmersión en el medio acuático. El agua fría produce una vasoconstricción, es decir, una disminución del riego sanguíneo que puede producir a su vez una falta de nutrientes en el manguito de los rotadores lo que provocaría una descenso en la fuerza en el hombro. Por lo tanto, los hombros bien calientes antes de empezar.
Fortalecer el manguito de los rotadores. Debéis realizar un trabajo específico con gomas y mancuernas que involucre a la musculatura del hombro y a los fijadores de la escápula. A continuación, os dejo un vídeo en el que tenéis un ejemplo de dicho trabajo. Recordad que estos ejercicios son preventivos y no curativos.